CUESTIÓN DE GÉNERO

¡Hola a todos! En nuestro post de hoy tenemos para ustedes un artículo de opinión acerca del duelo y sus diferencias en cuanto al género en la manera cómo expresan los sentimientos y pensamientos que tienen. Esperamos lo disfruten, se sorprendan y nos comenten qué opinan, si comparten nuestro punto de vista o qué quisieran complementar.

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UNA CUESTIÓN DE GÉNERO Por: Mariana Padilla y Esmeralda Vargas. El duelo por la muerte de un ser querido es un proceso universal y doloroso que afecta el comportamiento de la persona que lo sufre; dependiendo si es adulto hombre o mujer expresan sus sentimientos y toman decisiones de forma diferente, esto debido a factores genéticos, de crianza y del rol que cumplen en la familia y la sociedad. Según Simon Baron-Cohen profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad de Cambridge “nuestros cerebros están estructurados de forma diferente dependiendo del género, pues las mujeres poseen un gen concreto en el cromosoma X que influye sobre la formación de la corteza pre-frontal, siendo éstas más hábiles para expresar sus emociones con palabras, a través de expresiones faciales y del lenguaje corporal; por el contrario los hombres tienden a reprimirse en mayor medida y a querer ignorar sus sentimientos”. Al igual que lo demuestra una investigación de la Universidad Basilea (Suiza) en la revista Journal of Neuroscience donde estudiando a 3.398 personas descubren que existen diferencias en el procesamiento emocional por diferentes mecanismos en cada género, ya que para las mujeres los eventos emocionales negativos son mucho más estimulantes para su cerebro y las recuerdan más. Estas diferencias se evidencian especialmente al vivir un proceso de duelo, ya que nuestra cultura le ha otorgado al hombre el rol social de ser la base fuerte y estable en cualquier situación difícil y dolorosa, lo cual genera en la mujer la confianza de vivir el duelo con libertad y seguridad ya que el hombre estará dispuesto a resolver cualquier dificultad. De acuerdo a la antropóloga Helen Fisher éste no es un asunto de la actualidad, puesto que durante millones de años los hombres tuvieron que abandonar a sus esposas e hijos para pasar muchos días cazando y luchando, por lo cual la capacidad de enmascarar sus sentimientos les habría facilitado la marcha, el éxito y el respeto. En cambio las mujeres desarrollaban la capacidad de responder a sus propias emociones y las de sus hijos con mayor libertad.

Así como la cultura y el contexto han influenciado en las formas de expresión emocional, la crianza brindada a los niños y niñas también ha sido determinante debido a que se le ha limitado a los niños el expresarse por medio del llanto cuando sienten dolor, tristeza o inconformismo; pues esto se relaciona con debilidad y comportamientos femeninos, causando muchas veces que se califique al niño como un ser diferente, lo cual en nuestra cultura no está completamente aceptado, de manera que el niño prefiere no ser sensible y mostrar dureza o fortaleza. Por otro lado, la mujer en esto tiene más flexibilidad, libertad y aceptación. Por consecuencia el hombre adulto cuando vive experiencias dolorosas de vida como la pérdida de un ser querido se ven involucrados en un nivel más bajo de energía, se orientan más a resolver problemas que a expresar sus sentimientos, y si lo hacen suelen ser más sentimientos de ira y rabia e intentan que sea en privado para no ser juzgados. En definitiva, existen muchas diferencias entre hombres y mujeres a la hora de expresar sus sentimientos, especialmente en momentos dolorosos de la vida como lo es el duelo de la muerte; no es una opinión machista, pero sí la evidencia de que culturas que sí lo son, maneras de criar a los niños y la ciencia pueden demostrar, pero eso no quiere decir que debe ser aceptado como normal, ya que sólo genera desigualdad y efectos negativos en la vida de los hombres, pues es necesario para todo ser humano que por el bien de su salud mental canalice lo que piensa y siente en esos momentos, para que se puedan sanar heridas, cerrar etapas, no guardar rencores ni culpas y logre seguir su vida en paz confiando en que también es una persona importante y que cuenta con apoyo así como él lo ha sido para los demás.